Puppy se viste en Cárcar (Navarra) y suscita sentimientos positivos en Bilbao

Para los bilbaínos, y para los que visitan Bilbao, Puppy (cachorro, en inglés) no necesita presentación. Puppy es el cachorrito –¡pero de 12 metros de altura!– de plantas y flores, sobre un bastidor de acero inoxidable, con el que se encuentra el visitante del museo Guggenheim cuando viene a visitarlo desde el centro de la villa. Un verdadero jardín con la forma amables de un cachorrito. Siempre nos saluda y acoge porque siempre está ahí, a la espera.

Hace unas semanas, una compañera de la Universidad me comentó que las flores de Puppy venían de Cárcar (Navarra), de la empresa de flores y plantas Inverprao. Puppy se viste en Navarra, concretamente en Cárcar. Así, pues, este pintoresco y acogedor pueblo de Navarra no solo produce excelentes verduras y conservas, sino también las plantas floridas con las que se viste y adorna Puppy. Por lo menos, con las que se vistió durante la primavera/verano y ahora en este otoño/invierno. Espero y deseo que sigan siendo de Navarra la flores que en el futuro vistan y adornen a Puppy, incluso sugeriría –sugerirlo no cuesta nada– que se prevea incluir algún detallico navarro en su ornamentación; una especie de sello de origen, aunque solo sea temporalmente. Por ejemplo, una mantica del color rojo de la bandera de Navarra –con las cadenas y la corona del escudo–, para el ya cercano Día de Navarra y, por supuesto, un pañuelico rojo el 6 de julio. Puppy es, pues, la mascota de los bilbaínos, pero también algo de Navarra. Podemos decir que, en parte, viene de Navarra. Además, Puppy está muy próximo al edificio de la Biblioteca de la Universidad de Deusto, obra del arquitecto tudelano, de renombre universal, Rafael Moneo Vallés.

El encuentro con Puppy siempre es agradable, y también puede resultar tranquilizador. Puppy es una figura entrañable, que comunica paz e induce emociones positivas. Pero también fuerza y seguridad. Suavidad, alegría y optimismo por fuera (plantas vivas en crecimiento), pero también fortaleza interior (acero del bastidor). Creo que Koons pretendía por medio de esta escultura, esculpida con un material tan atípico en la historia del arte como son las plantas y las flores, atraer a las personas y suscitar en ellas sentimientos de optimismo y de esperanza o, con sus propias palabras, infundirles «confianza y seguridad». De este modo, Puppy hace algo más que dar la bienvenida al visitante del museo Guggenheim y se convierte en un bálsamo de alegría, satisfacción, ternura, optimismo, paz y fortaleza interior.

Los etólogos, han destacado esa especie de pre-programación que existe en el mundo animal, incluido, por supuesto, el ser humano, para el establecimiento de vínculos afectivos y protectores entre la cría y el adulto. El etólogo austriaco y premio Nobel de fisiología, Konrad Lorenz, señalaba al respecto, entre otras características y comportamientos, el papel del perfil curvo y suave del rostro de las crías, en lugar del más anguloso y, diríamos, cortante e hiriente, más propio de los adultos. Este rostro curvo y suave, según Lorenz, es un mecanismo natural más orientado a la inhibición de la agresión de los adultos hacia las crías, del fuerte hacia el más débil. Es la ternura que suscitan en nosotros los adultos los bebés y, en general, las crías de los animales. Son capaces de poner la sonrisa en nuestro rostro, infantilizar nuestro lenguaje, enternecer nuestra voz y, sobre todo, de ablandar nuestro corazón.

Si, además del tierno perfil del rostro y del cuerpo suave de este cachorrito de Terrier, nos encontramos con que el material del que está hecho son las flores: miel sobre hojuelas. Doble efecto de tranquilidad, ternura, optimismo y de otros sentimientos positivos. A los numerosos visitantes de Puppy se les ve relajados y los grupos que se fotografían con él como fondo manifiestan alegría, amistad y unión, incluso cariño y amor. Evidentemente, no en todos en el mismo grado, ni tampoco solo por la presencia Puppy, pues el estar de viaje vacacional o de excursión tienen indiscutible importancia. Ojalá que todos los que lo contemplamos, que paseamos o pasamos junto a él, que tomamos fotografías de él o nos fotografiamos junto a él, nos llevemos grabada dentro esa imagen de ternura, de optimismo y de fortaleza.

Os invito a visitar el otro blog:  http://enriquepallares.wordpress.com/

Nota

Más información sobre esta obra de Koons la pueden encontrar en la página a correspondiente a Puppy de la web del Museo Guggenheim. La explicación de una de las encargadas de conservación del museo, cuyo enlace os copio, también espero que os resulte interesante (dos minutos y medio de duración).
https://www.youtube.com/watch?v=oe8rPD6xJaQ

Las fotografías de Puppy las he tomado en los últimos días (con el vestido de otoño/invierno) y en el mes de octubre, todavía con la ropa de primavera/verano, pero pocos días antes del cambio a la de otoño/invierno.

La naturaleza también ejerce de artista

La naturaleza también es artista. ¡Por supuesto! No tienen los museos la exclusiva en la custodia y exposición las obras de arte. El Guggenheim es una obra magnífica y espectacular, pero la naturaleza no se queda atrás. ¡Ni mucho menos! La naturaleza pone a nuestra vista obras de arte realmente bellas, incluso dentro de la ciudad. Lo hace de forma tan discreta que sus esculturas pueden pasar inadvertidas.

Un contraste entre el Guggenheim, reflejando los últimos rayos del sol poniente, y los árboles cercanos a la Ría, que estos días se visten de rojo. Sin olvidarnos de los magnolios del jardín de Las Casas de La Cava Villalonga Ybarra (en la actualidad, residencia de las religiosas de los Ángeles Custodios). Los podaron hace unos meses y todavía no gratifican nuestra vista con sus flores blancas.

Tomada esta tarde, desde la Universidad de Deusto, sobre las 17:30 h.